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Decidir qué tipo de Argentina queremos para vivir

 

A poco de las elecciones generales legislativas que tiene cita en el mes de noviembre, consideramos que nuestro espacio político aún está a tiempo de hacer una buena lectura en relación a las demandas de una sociedad que viene golpeada por la pandemia y por la debacle económica que dejo juntos por el cambio, debido a un endeudamiento sin precedentes, bajo la conducción del ex Presidente Mauricio Macri. 

Las mayorías de las personas, no se detienen a echar culpas a la pandemia, pareciera que a nadie le importa si casi al mismo tiempo de la asunción de un nuevo gobierno la argentina debía enfrentar una de las pandemias más amenazantes de los últimos tiempos a nivel global, desprovista de un sistema de salud publico efectivo y relativamente preparado para contrarrestar algo por todos desconocido. 

Pero claro, la Argentina había dejado de tener un Ministerio de Salud público para pasar a transformarlo nada menos que en una triste secretaría, sin recursos y sin atención a requerimientos de ningún tipo. 

La sociedad no repara en ello claramente. Sobre la marcha, los pocos recursos dejados en las arcas del estado, que se pretendían inyectar para la tan deseada reactivación de una economía agonizante, debió ser en su mayor porcentaje destinadas a poner en marcha nuevamente el ministerio de salud nacional desarmado, devastado y saqueado por el macrìsmo. 

Es entendible, que ante las necesidades básicas como la falta de alimentos y empleo, las y los argentinos terminemos perdiendo la capacidad de ver y entender ejemplos como el de más arriba relatado

. A la gente no se le puede pedir que deje de comer, o pedirle a nuestros abuelas/abuelos que dejen de comprar sus medicamentos. Pero si se le puede pedir un poco de reflexión y que recupere esa capacidad de comparación. Porque si de comparación se trata, recuerdo cuando la oposición, en su momento partido gobernante, les quitaba la cobertura de medicamentos a nuestros abuelos, les quitaba los subsidios a los clubes de barrio, tan importantes éstos para la contención de nuestros chicas y chicos. 

De las Pymes generadoras del 65% del empleo genuino, y producto de las tarifas dolarizadas, la argentina paso a tener pequeñas y medianas empresas empobrecidas que lo único que en ese momento producían eran despidos, hasta llegar al punto límite de obligarlas a cerrar sus puertas, dejando miles y miles de trabajadoras y trabajadores en las calles. Ahí es donde la sociedad debe reflexionar y hacer su comparativa. 

Elegir un modelo de economía opresora que te mantendrá vivo a fuerza de endeudamiento, o un modelo que permita políticas previsibles para la generación de mayores puestos de empleo y de calidad, garantizando lógicamente los derechos adquiridos de sus trabajadores/as. 

Políticas que planifiquen una educación de calidad y apostando fuerte en la inversión en ciencia y tecnología, que en definitiva hacia allí es donde van todos los países desarrollados, y no ese modelo que viene planteando la oposición, que se salve quien pueda. Mientras los guardianes de la libertad lo hacen a través del negocio de la bicicleta financiera y la fuga de capitales después. 

La Argentina está a tiempo de ponerse dignamente de pie con el esfuerzo y el compromiso de todas y todos. Pero el mayor compromiso se debe asumir en noviembre cuando debamos decidir responsablemente que tipo de Argentina queremos para vivir.  


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