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Junín en la Guerra de Malvinas: El cañón de 155 mm abre fuego por primera vez

 Fue el viernes 14 de mayo.  Cómo calculaban el tiro los artilleros. La eficacia destacada por los mismos marinos ingleses. El impacto psicológico positivo de los cañones en los soldados argentinos. El estruendoso "sapucay" que lanzaban los soldados correntinos cada vez que disparaban los cañones de 155 mm. VIDEO: LOS ARTILLEROS DEL EJERCITO ARGENTINO EN LAS ISLAS MALVINAS.




Aquí se representa el procedimiento ejecutado para determinar los datos de tiro para batir los buques ingleses. Para lograr una mayor presición, a esta información se le introducían los valores de velocidad y dirección del blanco y el tiempo de duración de la trayectoria del proyectil.



(Fuente: "Así Combatimos". La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Malvinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas)

Cerca de las 20 del viernes 14 de mayo, el jefe del Grupo de Artillería 2 -unidad a la cual se encontraban subordinadas los cañones del G.A. 101 que cruzaron a Malvinas- ordena una reunión en su puesto de comando. Concurren a la misma el subteniente Pérez y el sargento ayudante Garnica. En ella se trataron principalmente temas inherentes al tipo y cantidad de munición disponible. Pero durante la misma se recibe un alerta indicando que el eco que registraba el radar Rasit era de fragatas inglesas acercándose a la costa a gran velocidad.

Se les ordena a ambos que regresen a la posición a fin de alistar el cañón para hacer fuego. Debieron volver caminando los cuatro kilómetros que los separaban del puesto comando. estaba muy oscuro y el riesgo de andar de noche por el campo era que accidentalmente algún centinela abriera fuego. Agregando mayor peligro a esta caminata en la oscuridad cuando se encontraban a mitad de camino son sorprendidos por proyectiles británicos que empiezan a caer, algo que ya era habitual. Ambos actúan instintivamente y se tiran al piso para protegerse y esperando el cese del fuego. Apenas se produce una pausa concurren todos a prisa a la posición, llegando aproximadamente a las 23. Allí el jefe de pieza y sus soldados estaban listos para hacer el primer disparo en guerra de esta arma de fabricación nacional.

Recibidos los datos de tiro, el cabo Juan Manuel Figueroa los coloca en el anteojo de puntería y gira los volantes para apuntar el cañón al lugar indicado. La preparación de la munición y la carga la hace el resto del servicio de pieza, es decir, los soldados Aguilera, Benítez, Brangeri, Fanín, Ferrer, Potes, Sandoval, Saralegui, Tempio y Velozo. A quien le correspondería el honor de jalar del tirafuego, sería a Fanín. Acorde a los registros del sargento ayudante Garnica, quien celosamente llevaba la contabilidad de los disparos  que la pieza efectuaba, se hicieron en aquella oportunidad tres disparos. La carga utilizada fue la 9 y la distancia de tiro fue de 17 kilómetros, disparándose hacia el sur de Elisa Cove. El radar marcó las siguientes observaciones: primer disparo "largo 400 metros", segundo disparo "corto" y tercer disparo "en el eco de los barcos".