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LITURGIA COTIDIANA 16 DE NOVIEMBRE DE 2024

De la feria. Verde. Santa Margarita de Escocia (ML). Blanco. Santa Gertrudis, v. (ML). Blanco. Santa María en Sábado.

Prefacio de los Santos.

LECTURA 3Jn 5-8

Lectura de la tercera carta de san Juan.

Querido hermano: Tú obras fielmente, al ponerte al servicio de tus hermanos, incluso de los que están de paso, y ellos dieron testimonio de tu amor delante de la Iglesia. Harás bien en ayudarlos para que puedan proseguir su viaje de una manera digna de Dios, porque ellos se pusieron en camino para servir a Cristo, sin aceptar nada de los paganos. Por eso debemos acogerlos, a fin de colaborar con ellos en favor de la verdad. Palabra de Dios.

Comentario: Más que carta, estas notas personales del Autor hacia la comunidad intentan dar orientación a un problema de abuso de autoridad. Además, alaba la acogida que han tenido los misioneros itinerantes, como Demetrio, y también condena la conducta del responsable de la comunidad local, el cual gusta del poder y no sabe ni deja dar acogida a los hermanos misioneros.


SALMO Sal 111, 1-6

R. ¡Feliz el que teme al Señor!

Feliz el hombre que teme al Señor y se complace en sus mandamientos. Su descendencia será fuerte en la tierra: la posteridad de los justos es bendecida. R.

En su casa habrá abundancia y riqueza, su generosidad permanecerá para siempre. Para los buenos brilla una luz en las tinieblas: es el Bondadoso, el Compasivo y el Justo. R.

Dichoso el que se compadece y da prestado, y administra sus negocios con rectitud. El justo no vacilará jamás, su recuerdo permanecerá para siempre. R.


ALELUIA Cf. 2Tes 2, 14

Aleluia. Dios nos llamó, por medio del Evangelio, para que poseamos la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluia.


EVANGELIO Lc 18, 1-8

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús enseñó con una parábola que era necesario orar siempre sin desanimarse: «En una ciudad había un juez que no temía a Dios ni le importaban los hombres; y en la misma ciudad vivía una viuda que recurría a él, diciéndole: “Te ruego que me hagas justicia contra mi adversario”. Durante mucho tiempo el juez se negó, pero después dijo: “Yo no temo a Dios ni me importan los hombres, pero como esta viuda me molesta, le haré justicia para que no venga continuamente a fastidiarme”». Y el Señor dijo: «Oigan lo que dijo este juez injusto. Y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que claman a Él día y noche, aunque los haga esperar? Les aseguro que en un abrir y cerrar de ojos les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?». Palabra del Señor.

Comentario: La parábola del juez y la viuda es un llamado para ver en la viuda a una masa de personas empobrecidas y que viven postergadas. La propuesta de Jesús es que el “empobrecido” comprenda y crea que todo tipo de “injusticia” no es indiferente para Dios. Por tanto, Dios actúa como el juez de la parábola; es decir, tarde o temprano, él escucha, atiende los ruegos y los sufrimientos de los suyos, porque simplemente cumple sus promesas y hace justicia.

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