35 Años del Último Alzamiento: Mi Guardia en Granaderos

 

​Por Walter Martín Zárate

Este 3 de diciembre, se cumplen 35 años de una fecha que marcó a fuego mi vida y la de la Argentina: el último levantamiento carapintada de 1990. Yo era un joven soldado y ese día me tocó estar de guardia en el histórico Regimiento de Granaderos a Caballo General San Martín.

​Mientras en otros puntos de la Capital Federal, como el Regimiento Patricios o el Edificio Libertador, se vivían horas de intensa y sangrienta sublevación, nosotros estábamos en un punto clave, un centro neurálgico de la respuesta institucional. No estábamos en la primera línea de fuego, pero sí en el lugar donde el Ejército leal, comandado por el General Martín Bonnet, estableció su Puesto Comando. Éramos testigos directos de la tensión y la estrategia de quienes defendían la Constitución.

​Esa jornada, la Operación “Virgen de Luján”, demostró hasta dónde estaban dispuestos a llegar los sediciosos, pero también mostró la firmeza de las autoridades democráticas y de la cadena de mando leal.

​El recuerdo de esa guardia es el recuerdo de un punto de inflexión. El fracaso de la sublevación, que dejó un doloroso saldo de víctimas, selló finalmente la subordinación de las Fuerzas Armadas al poder constitucional. Se puso fin al ciclo de alzamientos y se consolidó el camino de la democracia.

​Es fundamental que, a 35 años de distancia, las nuevas generaciones recuerden este día. No solo para honrar la memoria de los caídos, sino para valorar la paz y la estabilidad institucional que tanto costó conseguir. El 3 de diciembre de 1990 fue el día en que la democracia argentina se irguió definitivamente.