La victoria de Gabriel Ponce de León en Junín que valió más que un campeonato
Fue profeta en su tierra al ganar la última fecha del torneo 2025 del TC2000 en Junín. “Ganar acá es como decir ‘listo, retirate, Ponce’, le confesó a Automundo.
Hay triunfos que sirven para sumar puntos para un campeonato y otros que ordenan emociones. El de Gabriel Ponce de León en Junín pertenece, sin discusión, al segundo grupo. Ganar en casa, en la última fecha del campeonato de TC2000, con las tribunas cargadas de afecto y memoria, tuvo un peso simbólico que fue mucho más allá del resultado deportivo.
El propio Ponce lo dijo sin rodeos. “Esto es mejor, sin duda que es mejor…”, aseguró cuando se le consultó en qué lugar ponía este éxito después de vencer también en El Zonda de San Juan. “Ganar acá es como decir ‘listo, retirate, Ponce’. Si me tengo que retirar, me voy a quedar feliz con este recuerdo”. No habló desde la euforia, habló desde la conciencia plena de lo que estaba viviendo.
ESTRATEGIA, PACIENCIA Y LECTURA DE CARRERA
Junín no perdonó. El circuito castigó los neumáticos y exigió pensar la carrera como un todo. Ponce de León lo supo desde antes de largar y armó su plan en función de eso. “Sabía que los neumáticos iban a sufrir porque este auto tiene mucha carga. Por eso me guardé dos gomas nuevas para la final”, explicó.
La apuesta era clara: sobrevivir al inicio, administrar y atacar cuando otros empezaran a pagar el desgaste. El retraso que sufrió Emiliano Stang, que ganaba la carrera, por la rotura de una goma y la aparición del aire limpio terminaron de acomodar el escenario. “Eso me ayudó a poder castigar un poco la goma y hacer diferencia en cada relanzamiento, tanto a Leo (Pernía) como a Franco (Vivian)”, detalló el múltiple campeón de la categoría, que largó en primera fila detrás del joven piloto de Toyota.
No fue una carrera de arrebatos. Fue una carrera de oficio. Cuando llegó el giro final, Ponce de León ya sabía que la victoria estaba en sus manos. No hubo nervios mecánicos ni dudas técnicas. “La goma no vibraba, el feeling era bueno. Sabía que no se iba a romper”, contó.
Ahí apareció otro registro, más íntimo. “Iba hablando con el ingeniero, agradeciéndole. Sabía que quedaban tres curvas y lo disfruté mucho”. No aceleró para escapar del final: lo atravesó, sabiendo que ese momento no se repite.
GANAR FRENTE A LOS TUYOS
El festejo fue también un acto de gratitud. “El cariño de la gente… los que siempre estuvieron hoy están acá. Y los que no, también hicieron fuerza”, dijo. Sin discursos armados, sin frases para la cámara.
También habló desde un lugar que conoce bien: el del piloto que tuvo que volver a demostrar. “No te olvidás de manejar. Cuando tenés el medio, el piloto aparece”. Y cerró con una definición que resume todo: “Yo amo correr. Disfruto cada vez que me subo al auto. Y cuando se gana, se disfruta aún más”.
UN CIERRE FUERTE Y UNA PUERTA ABIERTA
El balance del 2025 junto al Corsi Sport deja una lectura clara. “Si hubiéramos arrancado el año como lo cerramos, el campeonato a lo mejor hubiera sido otro”, reconoció. Sin excusas, con realismo. El equipo Toyota entendió antes el reglamento, pegó primero y terminó llevándose el título con justicia. “Son los justos ganadores del año”, admitió, destacando el trabajo de una estructura que llegó con sus dos autos a la definición.
Pero Junín dejó algo más importante que una estadística: dejó expectativa. “Nos fuimos arrimando de a poco y eso nos da expectativa pensando en lo que puede venir”, cerró Ponce de León, que fue acompañado en el podio por Vivian y Matías Rossi, finalmente campeón.
Antes de irse del autódromo, Ponce dejó la imagen perfecta para entender lo que significó esta carrera. “Esta va a ser la carrera para poner en el cuadrito central de la casa, donde están los trofeos”.
No es una metáfora. Es exactamente eso. Porque hay victorias que se celebran en el podio y otras que se guardan para siempre. Junín fue, para Gabriel Ponce de León, una de esas.





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