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Juanchi Cangelosi: El mercedino que emocionó al básquet argentino

 





El apellido Cangelosi siempre ha sido un apellido muy arraigado a la historia de la ciudad de Mercedes. La tradicional fábrica de pastas de don Juan Cangelosi, es quizás la prueba más elocuente. Más adelante, el legado del profesor, e hijo de don Juan, Juan Antonio «Coco» Cangelosi, sumó en recuerdos y reconocimientos tanto desde su paso por el básquet como en la educación. Y ahora, su hijo, Juanchi, referente de Argentino de Junin, emocionó al básquet argentino. Y lo hizo junto a su hijo, Jacinto, de tan sólo 16 años.

Argentino de Junín, que a principio de año fue noticia porque sufrió el ajuste del gobierno Nacional, vivió una jornada histórica y emotiva en el triunfo del equipo sobre Comunicaciones 83-68 en su estadio, el Fortín de las Morochas. 

En los últimos minutos del partido, que marcaría el retiro de Juanchi Cangelosi a los 43 años, ingresó su hijo Jacinto, de 15 años. Al pibe le cometieron una falta, fue a la línea y convirtió. Apenas terminó el partido, él, su padre, y el estadio entero no pudieron aguantar las lágrimas con el abrazo que se dieron. 

Juanchi tuvo un momento emotivo en el cierre del partido frente a Comunicaciones. Un homenaje en vida para una de las figuras que más alegrías le dio al Turco y a toda su gente. En los segundos finales, con el partido ya definido para el local, ingresó al campo de juego Jacinto Cangelosi (16 años) para compartir cancha con su padre por primera vez en su carrera.


El «Pulpo» Brown, Jorge Murphy, Coco Cangelosi y Juan Carlos Melo

La vida de el profesor Cangelosi, «Coco» para su gran cantidad de amigos, terminó abruptamente a raíz del trágico accidente que sufriera con su familia el 14 de octubre de 1984, mientras regresaba a Mercedes de Junín, en el que perdió la vida.

Junin es justamente el lugar en el que conoció a Rosina Contelli, su esposa. Juan Antonio Cangelosi, su esposa y uno de sus pequeños hijos fallecían unos días después a raíz de las gravísimas heridas recibidas. Mercedes vivió días de consternación y dolor. Aún hoy se recuerda los días de sus velatorios, uno detrás de otro, y la movilización de familias y alumnado en aquellos días tristes.

El pequeño «Juanchi» junto a sus hermanas Mariana, Cecilia y Gabriela, luego de no mucho tiempo, dejaron su casa de avenida 17 y se fueron a vivir a Junin, junto a su abuela Teresa y su abuelo Francisco. Y allí comenzó a forjarse en el basquetbol.

Básquet



La historia de los clubes de barrio la escriben sus hinchas, su gente, su sentido de pertenencia. Al momento de hablar de Juanchi, la primera palabra que resuena es familia y para contar este momento histórico que se vivió en el Fortín de Las Morochas, una aficionada de la institución juninense encontró las palabras justas para describirlo.

«Se tuvo la suerte de vivir momentos hermosos e inolvidables a lo largo de estos 88 años. Sin dudas el 18 de mayo del 2024 será uno más para la vitrina. Uno distinto, inigualable. Este quedará para siempre en la retina y en el corazón de todos los hinchas turcos.

Juan Francisco Cangelosi comienza su historia en la Liga Nacional un 3 de octubre del 2003 frente a Atenas de Córdoba. Aunque la verdadera historia comienza mucho antes, porque Juanchi – el ídolo de todos – pisa el parquet de calle Almirante Brown desde sus cuatro años.

Desde aquel 2003 hasta la fecha ha pasado mucha agua bajo el puente. Juanchi se fue, volvió, se volvió a ir…hasta ese enero del 2019 que volvió para nunca más despedirse.

Juanchi es el Capitán de este equipo, es un tipo perfil bajo, la estrella de los más chiquitos. Juanchi es buena gente. Es de esos fuera de serie que querés dentro de la cancha, pero fuera mucho más. Es ese que enseña, que alienta, que banca, que defiende a los más difíciles. Es ese que cierra el puño y hace vibrar al Fortín de Las Morochas. Es ese jugador que con 43 años deja todo en cada juego. Ese que no queríamos dejar ir.

Sin embargo, con todo lo que su presencia significa en este club, si aquel octubre del 2003 hubieran dicho que hoy se iba a vivir el momento que regalaron, era inimaginable. Se firmaba un cheque en blanco, pero no estaba en los planes, ni en los mejores sueños.

Argentino se juega la permanencia en la Liga Nacional de Básquet y el gran Adrián Capelli piensa que sumar a Jacinto Cangelosi, el hijo de nuestro eterno Capitán, es una gran idea. Lo habla con Juanchi, lo acuerdan y así se da. Jacinto se cambia para entrar con el equipo de Liga en este partido. En el que se tenía que dejar todo: los jugadores en la cancha, la gente en la tribuna.

Ya la entrega de la camiseta por un nuevo récord al capitán emocionó. La entrega de la camiseta con el número 850 en la espalda por la cantidad de partidos en la Liga en manos de su hijo Jacinto formando parte del equipo de Liga, ya era un hermoso comienzo.

La platea sufría, la popular agitaba, los jugadores se tiraban en cada pelota. Así, de ida y vuelta, dándolo todo en cada jugada, fueron transcurriendo los 40 minutos. Pero, a decir verdad, no estaba en los planes, ni en los mejores sueños, que el partido se dé de esta manera. Si no, también, se firmaba un cheque en blanco. Llegó el último cuarto con una ventaja importante frente a Comunicaciones y ahí, faltando unos minutos entran los pibes. Entra Augusto Gennero, hace lo propio Santi Capelli – hijo del entrenador, que no se pase por alto – y Jacinto Cangelosi. Jacinto hace su debut en la Liga Nacional acompañado de su padre, Juanchi Cangelosi – capitán indiscutido de este club-. No había lugar para mucho más. Solo la emoción.

La cancha ensordecedora. Mirabas alrededor y no había una persona que no esté llorando, que no se tape los ojos, que no sonría, que no desborde de felicidad. Ese pequeño, hoy de 43, que pisó el parquet del Club Argentino de Junín a los cuatro años hoy estaba compartiendo cancha en la Liga Nacional con ese peque que quizás, pisó una cancha mucho antes que su padre. Ese que corría picando la naranja de lado a lado cuando la pelota era más grande que él en los entretiempos, mientras su papá estaba en el vestuario escuchando las directivas de los entrenadores.

Juanchi suspiraba, miraba hacia arriba, sonreía con los ojos llenos de lágrimas. Mientras tanto, Jacinto tiraba sus simples y metía su primer tanto en la Liga. Termina el partido.

Se funden en un abrazo lleno de emoción. Su familia los alentaba desde la tribuna, y la familia turca también. Argentino una vez más demuestra que el club es barrio, es familia, es pasión y emoción.

Gracias Juanchi. Gracias por la descendencia, por el amor, el amor a los colores. Ojalá hubiera Capitán para rato. Que la dupla: J-J 10-01 compartiera muchas temporadas. Pero sabiendo que así no será, gracias por ser de Argentino. Para cada hincha turco serás eterno». 

La historia ya está escrita y este hecho quedará guardado para siempre en los corazones de Juanchi, su familia, simpatizantes y socios del club y en el de todas las personas que comparten el amor por el básquet.


Informe y fotos: Prensa Argentino.

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