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LITURGIA COTIDIANA 1 DE OCTUBRE DE 2024

 



LITURGIA COTIDIANA 1 DE OCTUBRE DE 2024: Santa Teresa del Niño Jesús, v. y da. (MO). Blanco.

Inicio de la Semana de Oración por la Familia. Día Internacional del Adulto Mayor.

Semana 26ª durante el año – Semana II del Salterio. Leccionario Santoral: Is 66, 10-14, Salmo 130, 1-3; Mt 18, 1-5

LECTURA Jb 3, 1-3. 11-17, 20-23

Lectura del libro de Jb.

Jb rompió el silencio y maldijo el día de su nacimiento. Tomó la palabra y exclamó: ¡Desaparezca el día en que nací y la noche que dijo: «Ha sido en­gendrado un varón»! ¿Por qué no me morí al nacer? ¿Por qué no expiré al salir del vientre materno? ¿Por qué me recibieron dos rodillas y dos pechos me dieron de mamar? Ahora yacería tran­quilo, estaría dormido y así descansaría, junto con los reyes y consejeros de la tierra que se hicieron construir mauso­leos, o con los príncipes que poseían oro y llenaron de plata sus moradas. O no existiría, como un aborto enterrado, como los niños que nunca vieron la luz. Allí, los malvados dejan de agitarse, allí descansan los que están extenuados. ¿Para qué dar a luz a un desdichado y la vida a los que están llenos de amargura, a los que ansían en vano la muerte y la buscan más que a un tesoro, a los que se alegrarían de llegar a la tumba y se llenarían de júbilo al encontrar un sepulcro, al hombre que se le cierra el camino y al que Dios tiene acorralado por todas partes? Palabra de Dios.

Comentario: Dios siempre ofrece la po­sibilidad de resarcirse, como en este caso a Jonás, quien había desaprovechado su primer llamado. Y ahora acepta la misma propuesta y le va bien, ya que los ninivitas lo escuchan y cambian su mala conducta. ¿Estamos dispuestos a reemprender el camino no transitado por nuestra culpa?


SALMO Sal 87, 2-8

R. ¡Que mi plegaria llegue a tu presen­cia, Señor!

¡Señor, mi Dios y mi salvador, día y noche estoy clamando ante ti: que mi plegaria llegue a tu presencia; inclina tu oído a mi clamor! R.

Porque estoy saturado de infortunios, y mi vida está al borde del Abismo; me cuento entre los que bajaron a la tumba, y soy como un hombre sin fuerzas. R.

Yo tengo mi lecho entre los muertos, como los caídos que yacen en el se­pulcro, como aquéllos en los que Tú ya ni piensas, porque fueron arrancados de tu mano. R.

Me has puesto en lo más hondo de la fosa, en las regiones oscuras y pro­fundas; tu indignación pesa sobre mí, y me estás ahogando con tu oleaje. R.


ALELUIA Mc 10, 45

Aleluia. El Hijo del hombre vino para servir y dar su vida en rescate por una multitud. Aleluia.


EVANGELIO Lc 9, 51-56

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Cuando estaba por cumplirse el tiempo de su elevación al cielo, Jesús se encaminó decididamente hacia Jerusalén y envió mensajeros delante de Él. Ellos partieron y entraron en un pueblo de Samaría para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron porque se dirigía a Jerusalén. Cuando sus discípulos Santiago y Juan vieron esto, le dijeron: «Señor, ¿quieres que mandemos caer fuego del cielo para consumirlos?». Pero Él se dio vuelta y los reprendió. Y se fueron a otro pueblo. Palabra del Señor.

Comentario: Los apóstoles le preguntan a Jesús si quiere que les caiga fuego del cielo. Esta propuesta molestó más a Cristo que la ofensa recibida por el pueblo. ¿No vino Cristo a predicar el perdón? ¿No vino Cristo a morir por amor a toda la humanidad? Por tanto, aprendamos de Cristo a perdonar y a perdonar de corazón. Sí, no es fácil, pero si pedimos ayuda a Cristo, nuestro corazón se liberará de un peso enorme, respirará paz, la paz que solo él sabe dar a los que se la piden con sinceridad.

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