16 de julio: Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo
La fiesta litúrgica de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo fue instituida para conmemorar la aparición, el 16 de julio de 1251, a san Simón Stock, entonces prior general de la Orden del Carmen, durante la cual la Virgen le entregó un escapulario, revelándole notables privilegios vinculados a su uso.
A san Simón Stock, que difundió con gran fervor la devoción a la Virgen del Carmen y compuso en su honor el hermoso himno Flos Carmeli, la Madre de Dios prometió que cuantos muriesen llevando el escapulario serían liberados de las penas del purgatorio.
Esta promesa fue posteriormente reforzada por la llamada “Bula sabatina”, según la cual el papa Juan XXII habría tenido una visión de la Virgen, quien prometía la liberación del purgatorio el primer sábado después de la muerte, para aquellos que hubiesen llevado el escapulario, guardado la castidad según su estado de vida y rezado con regularidad.
Así, el 16 de julio se convirtió en la fiesta oficial de la Virgen del Carmen, que en sus orígenes celebraba a María como Patrona de la Orden Carmelitana, pero que con el tiempo se enriqueció con el simbolismo del escapulario, también adoptado por los fieles laicos como signo de devoción y protección espiritual.
El título de “Santa María del Carmen”, vinculado al Monte Carmelo de Galilea —lugar de origen de la Orden—, es una de las expresiones más universales de la devoción mariana.
El Monte Carmelo es una cadena montañosa que se extiende desde el golfo de Haifa hasta la llanura de Esdrelón. La tradición —reflejada también en su actual nombre árabe, Yebel Mār Elyās (Monte de Elías)— lo asocia al profeta Elías, aunque en la Sagrada Escritura esta relación sólo se menciona una vez (1 Re 19,46).
En el siglo XII, en este monte, se estableció un grupo de peregrinos devotos, quizá vinculados a las últimas cruzadas, con el propósito de llevar una vida eremítica. Entre 1206 y 1214 recibieron una regla de vida (Vitae formula) del patriarca de Jerusalén, san Alberto. Vivían en las proximidades de la llamada “fuente de Elías”, junto a una pequeña capilla dedicada a Nuestra Señora. Aquel grupo de religiosos pasó a llamarse Orden de Santa María del Monte Carmelo, denominación confirmada por un documento pontificio de 1252.
Este nombre indicaba que sus miembros estaban totalmente consagrados a la Virgen, su Patrona. Para los primeros carmelitas, María es la que custodia la Palabra de Dios y se convierte en guía espiritual, inspiradora y modelo de vida contemplativa.





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