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Las Tipulas invadieron Junin, pero no hay riesgos ya que no pican ni transmiten enfermedades

ADVIERTEN DESDE EL MUNICIPIO UNA INVASION DE TIPULAS PERO NO CONLLEVAN RIESGOS PARA LA SALUD HUMANA. Muchos pájaros y muchos insectos se alimentan de típulas. Muchos peces y algunas aves acuáticas se alimentan de las larvas. Son vulnerables a infecciones de hongos.​ Los pescadores suelen usar algunas de las larvas acuáticas como carnada.


Desde el área de Zoonosis del Municipio se informó a la comunidad, que en la actualidad Junín se encuentra con una invasión de Típulas, un insecto similar al mosquito, pero de un tamaño un poco más grande, cuyos adultos viven entre 8 a 12 días y se encuentran en gran cantidad porque están en época de reproducción.

La Típula es un insecto que no pica, es polinizador y no transmite ningún tipo de enfermedad.

Por otro lado, se informa que, debido a las últimas lluvias, la alta humedad y la temperatura promedio de 21 grados,  también hay presencia de una gran cantidad de mosquitos pero que no se trata del Aedes Aegypti, transmisor del dengue y cuyo ciclo biológico de vida es de 15 días.

Los tipúlidos (Tipulidae) son una familia de dípteros nematóceros del infraorden Tipulomorpha, conocidos comúnmente como típulas, moscas grulla, sacapelos, mosquitos gigantes o zancudos gigantes, aunque no son mosquitos o zancudos verdaderos porque son una familia propiamente y no culícidos (Culicidae, los mosquitos verdaderos). Algunas clasificaciones colocan a las subfamilias Limoniinae y Cylindrotominae en familias separadas.​ Tipulidae es una de las familias más grandes de dípteros, habiéndose descrito por lo menos 4256 especies de tipúlidos (la mayoría por el especialista Charles Paul Alexander).2

Los adultos son delgados, con patas muy largas y finas; pueden medir de 2 a 60 mm de longitud (sin contar las patas) aunque las especies tropicales pueden ser aún más grandes, de hasta 100 mm.

Morfología

Son insectos de apariencia delicada, delgados, de patas muy finas y largas. Suelen mantener las alas abiertas cuando están en reposo lo cual hace fácil ver los grandes halterios o balancines. De su cabeza, destacan los grandes ojos compuestos. Las piezas bucales son alargadas dándole un aspecto de hocico y no sirven para picar. En contraste con la mayoría de los dípteros no son buenos voladores y son fáciles de atrapar. También es fácil que pierdan alguna de sus delicadas patas en el momento de ser atrapados; esto tal vez les confiere alguna defensa en contra de predadores.2

Hay gran variación de tamaño: las de climas templados van de 2 a 60 mm, pero algunas típulas de climas tropicales llegan a los 100 mm. También hay algunas especies muy pequeñas que se pueden confundir con mosquitos; la mayor diferencia es la forma en V de su tórax. A diferencia de los mosquitos no tienen piezas bucales adaptadas a picar y no se alimentan de sangre. Sus alas carecen de las escamas características de los verdaderos mosquitos.

El abdomen de las hembras es más voluminoso que el de los machos porque contiene huevos. Además el abdomen de la hembra termina en un ovipositor afinado que puede parecer un aguijón pero estos insectos no pican e incluso algunas especies se alimentan de mosquitos.

Las larvas tienen una cápsula cefálica característica y los segmentos abdominales a menudo tienen prolongaciones carnosas, casi como tentáculos, que rodean los espiráculos u orificios respiratorios.

Ecología

Se han identificado las larvas de sólo el 2% de las especies. Se encuentran en una gran variedad de hábitats acuáticos, incluyendo lagunas hipersalinas, salinas y de agua dulce. La mayoría se alimenta de productos de desecho, son detritívoros. Algunas especies se alimentan de larvas de mosquitos.​ Al ser muy resistentes a los plaguicidas, las larvas de las especies que se alimentan de raíces pueden llegar a ser una plaga en algunos cultivos y en el césped.4

Según la ecología de la especie en concreto, los adultos (imagos) viven en zonas húmedas con temperaturas suaves en invierno, las larvas de algunas especies viven en pozas salinas de zonas desérticas a temperaturas por debajo del punto de congelación. Los imagos se alimentan de néctar o simplemente no se alimentan. Las largas patas parecen ser una adaptación para posarse en las hojas de césped.

Muchos pájaros y muchos insectos se alimentan de típulas. Muchos peces y algunas aves acuáticas se alimentan de las larvas. Son vulnerables a infecciones de hongos.​ Los pescadores suelen usar algunas de las larvas acuáticas como carnada.



Si ves una típula no la mates: no pica y hay que protegerla

De acuerdo con entomólogos, aunque tienen un tamaño que podría ser amenazante, se trata de especies totalmente inofensivas y benéficas para nuestros ecosistemas.



Seguramente las habrás visto rondar tu casa alguna vez, sobre todo, durante los meses del verano y principios de otoño. Por su gran aspecto, parecerían un tipo de insecto asesino capaz de chupar toda tu sangre o pegarte un gran mordisco. ¡Pero no! se trata de las típulas, un tipo de insecto que, si bien es bastante grande, es completamente inofensivo. De acuerdo con el biólogo Santiago Jaume-Schinkel, las típulas o Tipulidae son un tipo de insecto perteneciente a las familias Tipulidae y Limoniidae. También se les conoce como mosca grulla, zancudos o moscos gigantes y hacen parte de los insectos díptera. Es decir, aquellos dotados de dos pares de alas. Para su desarrollo, y durante su etapa larval, precisan de ambientes acuáticos o de alta humedad en los cuales puedan alimentarse de algas o materia vegetal.

Sobre esta especie, que llama tanto la atención por su gran tamaño, existen numerosos mitos. Gracias a ello se ha llegado a pensar que pueden ser venenosos, transmitir enfermedades o provocar una mordedura dolorosa. E incluso, en ciertos países, erróneamente creen que son depredadores de mosquitos, de ahí que en algunos lugares se les conozca como mosquitos halcón. No obstante, ninguna de estas cosas es real, en cambio, las típulas son un tipo de insecto que debería protegerse muchísimo más por los servicios eco sistémicos que puede prestar. Según Jaume, las típulas «no tienen ningún tipo de glándulas capaces de producir veneno o toxinas, por lo que es imposible que nos inoculen veneno».

Además, dentro de su anatomía no poseen aparato bucal alguno, por lo que en absoluto tienen la capacidad de perforar la piel de las personas. Con lo cual, el segundo mito, es decir, que son vectores de enfermedades como el dengue también es falso. Porque para ello tendrían que, no sólo tener boca, sino alimentarse de nuestra sangre como los mosquitos, y esto rara vez sucede. Por el contrario, su alimento consta de restos vegetales, raíces, tallos, otros artrópodos o el polen de las flores. Por último, también carecen de cualquier clase da guijón o estructura similar con la que puedan causar dolor a otras especies, incluida la humana. Así que para nada se trata de un insecto peligroso, por el contrario, al ser visitantes florales, son importantes polinizadores de los ecosistemas.

Igualmente, proveen un «importante balance a las plantas en diversos ecosistemas». Por ejemplo, «las larvas degradan materia vegetal dentro del agua y en el suelo, por lo que aportan al ciclo de reciclaje de nutrientes dentro de los diversos hábitats en donde se encuentran desarrollándose». Al mismo tiempo, son excelentes informantes de la calidad de los ecosistemas a nuestro alrededor. Por último, el gran número o variedad de especies, 160.000, en el mundo, lo convierte en un tipo de insecto fascinante. En Europa albergamos al menos 1.265, mientras que, en España existen cerca de 357 de ellas. Con todo, el llamado de Jaume es a que «la próxima vez que vean una típula no la maten y traten de sacarla con cuidado de su casa para que pueda continuar con su vida».


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