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Liturgia cotidiana 22 de noviembre de 2024




Santa Cecilia, v. y mr. (MO). Blanco o Rojo.

Leccionario Santoral: Os 2, 16-17. 21-22; Sal 44, 11-12. 14-17; Mt 25, 1-13.

Día Universal de la Música.

LECTURA Apoc 10, 8-11

Lectura del libro del Apocalipsis.

Yo, Juan, oí la voz que me habló nuevamente desde el cielo, diciéndome: «Ve a tomar el pequeño libro que tiene abierto en la mano el Ángel que está de pie sobre el mar y sobre la tierra». Yo corrí hacia el Ángel y le rogué que me diera el pequeño libro, y él me respondió: «Toma y cómelo; será amargo para tu estómago, pero en tu boca será dulce como la miel». Yo tomé el pequeño libro de la mano del Ángel y lo comí: en mi boca era dulce como la miel, pero cuando terminé de comerlo, se volvió amargo en mi estómago. Entonces se me dijo: «Es necesario que profetices nuevamente acerca de una multitud de pueblos, de naciones, de lenguas y de reyes». Palabra de Dios.

Comentario: El Autor presenta la imagen simbólica del ángel que ofrece el libro para ser devorado, pues aquello representa la interiorización de la Palabra de Dios. Su sabor agridulce es el resultado que conlle­va a la alegría de anunciar a Cristo, pero también el precio y las consecuencias que se deben pagar por proclamarlo.


SALMO Sal 118, 14. 24. 72. 103. 111. 131

R. ¡Dulce es tu palabra para mi boca, Señor!

Me alegro de cumplir tus prescripciones, más que de todas las riquezas. Porque tus prescripciones son todo mi deleite, y tus preceptos, mis consejeros. R.

Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. ¡Qué dulce es tu palabra para mi boca, es más dulce que la miel! R.

Tus prescripciones son mi herencia para siempre, porque alegran mi corazón. Abro mi boca y aspiro hondamente, porque anhelo tus mandamientos. R.


ALELUIA Jn 10, 27

Aleluia. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluia.


EVANGELIO Lc 19, 45-48

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús, al entrar al Templo, se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Está escrito: “Mi casa será una casa de oración, pero ustedes la han con­vertido en una cueva de ladrones”». Y diariamente enseñaba en el Templo. Los sumos sacerdotes, los escribas y los más importantes del pueblo buscaban la forma de matarlo. Pero no sabían cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de sus palabras. Palabra del Señor.

Comentario: La actitud de expulsar a los mercaderes del Templo es como un acto de purificación. Es decir, Jesús quiere que este se utilice para lo que fue creado. Porque el Templo es una casa de oración, de intimidad con Dios y, por tanto, no puede convertirse en un lugar de opresión y de comercio. Jesús, como buen profeta, no pudo frenar su exabrupto y su “discurso políticamente incorrecto”. Este último le ganará la antipatía de las autoridades religiosas.

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